La Transformación Digital comienza con el cambio cultural
La Transformación Digital sigue acaparando titulares y no es para menos. La consultora IDC ha publicado recientemente sus predicciones para la inversión en tecnologías de Transformación Digital.
La Transformación Digital sigue acaparando titulares y no es para menos. La consultora IDC ha publicado recientemente sus predicciones para la inversión en tecnologías de Transformación Digital. Según el estudio, la inversión en esta área tendrá una tasa de crecimiento anual compuesta del 16,8% en el periodo 2014-2019. El informe concluye que para 2019 el volumen de negocio será de 2.100 millones de dólares.
Por otra parte, de acuerdo con la 19ª encuesta Mundial de CEOs, elaborada por PriceWaterhouse Coopers (PwC) y presentada en el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza) hace unas semanas, el 85% de los CEOs españoles cree que la tecnología es un factor disruptivo para sus empresas y el 74% de ellos piensa que la principal amenaza es la velocidad de los cambios tecnológicos y cómo adaptarse a ellos.
No les falta razón en que es un factor disruptivo, porque la TD es mucho más que inversión. Es un cambio cultural que afecta a todos los niveles de la organización y se incrusta en la médula de las empresas. Ocurre realmente cuando las organizaciones comprenden no sólo el comportamiento de sus clientes, sino sus expectativas y demandas. Y es ahí donde radica la verdadera dificultad de la Transformación Digital, en ofrecer al usuario esa experiencia exquisita y omnicanal que tanto anhela.
El usuario no quiere una aplicación para reservar un vuelo, otra para reservar el hotel o para contratar el seguro de viaje, y otra más para comprar entradas para un espectáculo. El usuario piensa en resultados, no en departamentos ni en estructuras internas. Así, la oferta debe estar adecuada a los deseos de los usuarios y para que esto ocurra la Transformación Digital debe ser un cambio cultural que involucre a cada área de la empresa. Debe fluir desde los niveles más altos hasta los más bajos de la empresa pues de nada sirve instalar software colaborativos, si los miembros de la organización no están listos para colaborar.
Por otra parte, para que los resultados sean perceptibles por parte del usuario, la organización debe contar con las herramientas adecuadas para satisfacer en tiempo real las demandas de un usuario cada vez más exigente, que cree en la omnicanalidad, es militante activo del cambio y desea una experiencia de usuario sin fisuras de principio a fin.